La aparición de una cuarta generación de ordenadores hacia el
comienzo de los años setenta, no es reconocida como tal por muchos
profesionales del medio, para quienes ésta es sólo una variación de la
tercera. Máquinas representativas de esta generación son el IBM 370
y el Burroughs. Las máquinas de esta cuarta generación se
caracterizan por la utilización de memorias electrónicas en lugar de
las de núcleos de ferrita.
Estas representan un gran avance en cuanto a velocidad y en especial, en cuanto a reducción de tamaño. En un chip de silicio no mayor que un centímetro cuadrado caben 64.000 bits de información. En núcleos de ferrita esa capacidad de memoria puede requerir cerca de un litro en volumen.
Estas representan un gran avance en cuanto a velocidad y en especial, en cuanto a reducción de tamaño. En un chip de silicio no mayor que un centímetro cuadrado caben 64.000 bits de información. En núcleos de ferrita esa capacidad de memoria puede requerir cerca de un litro en volumen.
Se empieza a desechar el procesamiento batch o por lotes, a
favor, del tiempo real y el proceso interactivo. Aparecen
innumerables lenguajes de programación. Las capacidades de
memoria empiezan a ser enormemente grandes. En esta etapa,
cobran gran auge los minicomputadores. Estos son maquinas con un
procesador de 16 bits una memoria de entre 16 32 KB y un precio de
unos pocos millones.